Por: Mayra García
Instituto de Estudios Socio-Históricos Fray Alonso de Zamora
07/04/2020
Desde diciembre del 2019 científicos de todo el mundo estudian la enfermedad COVID-19 con el objetivo entender su funcionamiento y encontrar un tratamiento. Esta situación de novedad ha conllevado al cambio repentino de decisiones estatales y a la propagación de noticias falsas, exageradas y fatalistas.
En esta época de pandemia es usual encontrar en las redes sociales mensajes en texto, audio o vídeo en donde supuestos médicos comentan novedades sobre el COVID- 19 y comparten tratamientos caseros como las “vaporizaciones” para la cura de esta enfermedad. Es muy probable que este tipo de información sea falsa, dado que generalmente se apoya en una opinión o interpretación subjetiva y no cuenta con las fuentes necesarias para el sustento de las afirmaciones allí anunciadas.
Este problema no es exclusivo de los comunicados informales. Medios de comunicación, gobernantes y científicos se han apresurado en publicar datos o noticias que no están lo suficientemente sustentadas. Así lo evidencian los siguientes casos:
• La Revista Semana, en su versión web, publicó el 4 de abril una noticia sensacionalista que tenía como titular: ¿Por qué el coronavirus se reproduce más fácil en gatos que en perros? el contenido no obedecía a lo anunciado en el título y por la polémica que desató fue eliminada ese mismo día. Vea la noticia en el portal de MSN
• El 3 de abril el Alcalde de Medellín, Daniel Quintero, publicó en su cuenta de Twitter un gráfica sobre los casos confirmados de COVID-19 en algunos países del mundo. La gráfica señalaba, con unos trazos sospechosos que los países en donde el uso de tapabocas se había generalizado presentaban menos casos de contagio. Quintero usó dicha información sin verificar, como sustento para la implementación un plan de acción en la ciudad. El trino llegó a ser replicado más de 1.000 veces hasta que, finalmente, El Espectador aclaró que se trataba de información poco confiable.
• El 24 de marzo el médico Diego Rosselli, declaró en el programa de radio Hora 20 que según modelos epidemiológicos los casos confirmados en Colombia para el 6 de abril podrían llegar a los 22.000. Esta información se convirtió rápidamente en una cadena de Whatsapp en la que, además, se afirmaba que para la misma fecha la cifra de fallecidos aumentaría a 800. En respuesta, la comunidad de epidemiólogos del país se dio a la tarea de examinar la solidez de esta cifra, concluyendo finalmente que era errónea. Según el epidemiólogo Julián Fernández, “la letalidad no se puede calcular así no más” pues es imposible hacer un ejercicio prospectivo sin tener los datos suficientes. En este caso, las cifras no se pueden falsear, pero tampoco verificar. Lea más acerca de esta noticia.
La viralidad de este tipo de información se puede asociar a tres elementos. Primero, la incertidumbre que estamos experimentando en la actualidad y la urgencia que tenemos en sentir un control sobre la situación, lo que puede llevarnos a creer en infinidad de noticias falsas sobre tratamientos milagrosos y cifras del futuro mediato. Segundo, la escasez de periodistas especializados en temas de ciencia y salud, lo que debilita los filtros de verificación de la información y la consecuente calidad de las noticias que los ciudadanos utilizan para informarse. Tercero, la rápida evolución de la pandemia y el seguimiento respectivo que han tenido ejercer las comunidades científicas para orientar las acciones estatales, por lo pronto, los esquemas de prevención y mitigación se plantean según la mejor evidencia científica disponible.
Una problemática que nos ayuda a comprender por qué los avances científicos son determinantes en este contexto, es el debate acerca del tapabocas, que ha confundido al ciudadano del común. En un inicio, el uso del tapabocas era parte de las acciones que, intuitivamente, se recomendaban para prevenir el virus. No obstante, tras la escasez generalizada de tapabocas, la Asociación Colombiana de Infectología publicó un comunicado que recomendaba su uso exclusivo para personas con síntomas y profesionales de la salud. Y actualmente, desde el 4 de abril se aplica en Colombia, como acción de mitigación el uso generalizado del tapabocas en espacios públicos. Vea más sobre este debate
Los cambios de criterio en el debate sobre el uso del tapabocas quizás tengan su origen en la incertidumbre que existe frente a las formas de transmisión del virus. Aunque un gran número de investigadores han publicado estudios en Nature y otras revistas científicas sobre la permanencia de partículas del virus en el aire, la evidencia sigue sin ser concluyente. Sin embargo, los resultados que ha dado hasta ahora la ciencia sí que han dado pistas importantes para la ejecución de planes preventivos en todos los países del mundo.
Sin duda, la manera más efectiva para hacer frente a un panorama confuso que puede causar paranoia y angustia es mantenerse bien informado. Consumir y compartir información de fuentes confiables o verificadas es un ejercicio indispensable para entender la naturaleza de la situación, seguir a las indicaciones dadas por las entidades de salud y adaptarse al cambio abrupto de nuestra cotidianidad.
Aquí, algunas fuentes para mantenerse bien informado:
Colombiacheck
Visualización interactivo de cifras
Ministerio de Salud
Instituto Nacional de Salud
Organización Mundial de la Salud